jueves, 9 de septiembre de 2010

¿Qué es la biodiversidad?

En los últimos tiempos hay una palabra que se ha popularizado notablemente, como consecuencia de la creciente preocupación social por los temas medioambientales: “biodiversidad”. La oímos y leemos constantemente en los medios de comunicación, y nosotros mismos la usamos en nuestras conversaciones. Sin embargo, ¿cuánta gente hay que sepa qué significa? Mi percepción es que, en general, se entiende la biodiversidad como el número de especies existente. Realmente, esto no es así. Se trata de algo más complejo, que va mucho más allá, expresándose a todos los niveles de la vida, desde el más fundamental al más global. Para ser exactos, se suele hablar de los tres siguientes: el genético, el específico y el ecosistémico.

La diversidad genética

El primero y más elemental es el de la diversidad observable para una molécula de gran importancia en la vida: el ADN, que contiene la información necesaria para la creación y regulación de un organismo vivo. Hace referencia a la diversidad de genes dentro de cada población. En una especie podemos hallar diferentes variedades de un gen determinado, llamadas alelos. Esto tiene como consecuencia que entre los distintos individuos de una misma especie haya variaciones para un mismo carácter. Por ejemplo, los guisantes con los que trabajó Mendel en el que debió ser el primer experimento de la genética daban semillas que podían ser rugosas o lisas, verdes o amarillentas. El color de las flores variaba entre el blanco y el púrpura, e igualmente en muchas otras características de la planta se observaban diferencias entre los individuos. También los seres humanos presentamos variabilidad genética, lo que produce que haya diferentes colores de ojos, pelo y piel, por ejemplo. En definitiva, la diversidad genética garantiza que no todos los especímenes de una población sean clones, y por tanto su importancia radica en que proporciona capacidad de adaptación y de evolución a esa especie. Si en una población fueran iguales todos los individuos, estos podrían estar excelentemente adaptados a su ambiente, pero quizás sus adaptaciones fueran inútiles ante nuevas condiciones, impuestas por un cambio climático, la entrada de un competidor en el ecosistema o, tal vez, la salinización del suelo. En cambio, una población con diversidad genética será más resistente a alteraciones como estas, pues en ella podría haber algunos individuos con las características adecuadas para afrontar la nueva situación con más éxito.

La diversidad específica

El segundo nivel hace referencia a la diversidad de especies dentro de un ecosistema. Una gran diversidad específica es importante para la estabilidad de los ecosistemas. Las relaciones dentro de un ecosistema se pueden representar como una compleja red en la que cada especie se sitúa en un nodo, es decir, un punto que se halla conectado con otros puntos a través de los hilos, que representan las relaciones. Cuantas más especies haya, más nodos habrá, más densa y enmarañada será la red, y más capacidad de resistir perturbaciones tendrá. Algunas especies ocupan un lugar clave del ecosistema, y su desaparición puede tener consecuencias muy graves, pero la desaparición de otras puede no ser tan drástica; quizás incluso las substituyan otras especies del ecosistema. En cualquier caso, la red siempre se vería más o menos debilitada. De ahí la importancia de la diversidad específica.


La diversidad ecosistémica

El tercer nivel hace referencia a la diversidad de ecosistemas dentro de un territorio. Posiblemente sea la más difícil de medir, pues existe frecuentemente cierto grado de arbitrariedad a la hora de distinguir un ecosistema de otro. Los ecosistemas están interconectados entre sí, intercambiando constantemente materia, energía e información, y no siempre es fácil decir donde acaba uno y empieza otro. En cualquier caso, la diversidad de estos también es importante. No todas las especies pueden vivir en todos los ecosistemas, motivo por el cual esta diversidad está directamente relacionada con la diversidad específica. Y obviamente, puesto que las especies son un elemento esencial del ecosistema, sin diversidad de especies tampoco puede haber diversidad de ecosistemas.

Otro motivo de importancia de este nivel de diversidad es que los ecosistemas proporcionan lo que se llaman “servicios ecosistémicos”. Los bosques producen aire limpio, madera, generan suelo y evitan la erosión, entre otras cosas. Los prados pueden proporcionar pastos para nuestro ganado, los ríos agua para el riego, pescado y un buen lugar para refrescarse, y una albufera puede comportarse como una depuradora impulsada por energía solar que evita que lleguen al mar aguas contaminadas de fertilizantes agrícolas. La diversidad ecosistémica proporciona diversidad de servicios. Hay que tener cuidado con esto: una fragmentación excesiva de los ecosistemas quizás pueda suponer gran variedad de estos en poco espacio, pero también serán más frágiles.

Como vemos, los tres niveles de biodiversidad están estrechamente conectados. Las especies necesitan diversidad genética en el seno de sus poblaciones para adaptarse, evolucionar y perdurar; los ecosistemas requieren diversidad específica para resistir las perturbaciones, y a su vez, la diversidad de los ecosistemas lleva a la diversidad de especies.

La medida de la biodiversidad

El concepto de biodiversidad va más allá del número de. También hace referencia a la estructura. Para cuantificar la biodiversidad, los científicos utilizan índices: cifras que nos dan una idea de una magnitud que nos interesa y nos permiten establecer comparaciones (por ejemplo, entre la biodiversidad de un prado y la de un matorral). Estas cifras se obtienen a partir de medidas directas o de cálculos realizados con esas medidas, y su significado real no necesariamente tiene por qué ser interesante en la investigación. Quizás ni tan siquiera signifiquen nada. Existen múltiples formas de elaborar estos índices; algunos tienen en cuenta el número de clases de elementos y el de la frecuencia con que hallamos cada elemento. Es decir, es diferente la biodiversidad en un huerto en el que la mitad de lo que hemos plantado son tomateras y los dos cuartos restantes meloneras y sandías (tres tipos de elementos, uno constituyendo la mitad del total y cada uno de los otros una cuarta parte), que en otro huerto en el que hemos sembrado un tercio de cada hortaliza (las mismas tres clases de elementos, pero esta vez en proporciones iguales). Obviamente este ejemplo simplifica mucho y no tiene en cuenta las malas hierbas, los caracoles, lombrices, babosas, pájaros, hongos, arañas, insectos y demás seres vivos que aparecerán asociados al cultivo, pero creo que es bastante ilustrativo. A pesar de esto, en ocasiones podemos hallar estudios en los que se ha utilizado como índice el número de especies. En sentido estricto, en la ciencia de la Ecología, esto no es la diversidad, sino la riqueza, lo cual no quiere decir que sea incorrecto usar esos índices, si cumplen su función en ese estudio concreto. Otras veces, como ocurre en el informe de la Estrategia española para la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica, elaborado con motivo del Convenio sobre la Diversidad Biológica se hace referencia al número de especies que hay un área determinada.

El hecho de considerar la diversidad como algo más que el número de clases de elementos (sean especies, genes o ecosistemas) tiene una implicación muy importante: la pérdida de biodiversidad no se produce sólo con la extinción de especies o desaparición de ecosistemas: también las alteraciones en las estructuras de los paisajes donde están los ecosistemas, de las comunidades compuestas por especies, de la distribución de esas especies, etcétera, pueden suponer una pérdida de biodiversidad, con las probables consecuencias negativas asociadas.

Es posible que…

…tras leer este artículo, explicar a la abuela estos conceptos sea una tarea que a muchos se antoje más difícil de lo que pensaban, pero en mi opinión, toda esta complejidad contribuye a hacer de la biodiversidad uno de los más apasionantes objetos de estudio de la Biología.






Artículo publicado en generación.net. La versión de este blog ha sido ligeramente editada.

3 comentarios:

Rober dijo...

Igual a la abuela no le interesa mucho, y los jóvenes tienen capacidad de sobra para entenderlo si se les explican las cosas así de bien desde el principio.

Diplotaxis dijo...

No sé cómo de bien lo habré explicado, pero creo que cuando menos vale la pena intentarlo. Si algún joven o viejo es tan osado como para llegar al final del artículo y lo entiende, ya me doy por satisfecho.

Inés G. de Castro dijo...

Estaría bien que en este año de la biodiversidad, la gente de a pie, entendiera por fin por qué es tan importante.

Me ha gustado tu entrada :)