jueves, 8 de septiembre de 2011

Dendrocronología

Empezaré este post con una definición:

Dendroecología
: rama de la biología que estudia la ecología de los árboles, es decir, cómo interaccionan con el ecosistema en el que se encuentran.

Un bosque es una inmensa base de datos en la que cada elemento contiene algún tipo de información que podemos extraer si sabemos cómo hacerlo. Los troncos de los árboles, concretamente, guardan una gran cantidad de datos acerca de la historia del árbol y del entorno que le afecta, y gracias a que la madera es un material que se descompone lentamente, sobre todo cuando el árbol vive y tiene mecanismos de defensa, un tronco puede proporcionar información de muchos años atrás. Pero, por supuesto, esa información está codificada, y hay que saber descodificarla. Ahí entra en juego la dendrocronología.

Dendrocronología: disciplina que lleva a cabo el análisis y datación de los anillos de los árboles. Tiene aplicaciones en diversos campos, desde la arqueología o la criminología hasta la climatología. Pasando, por supuesto, por la dendroecología.


Compañero dendroecólogo contemplando la enorme base de datos que recubre el macizo del Montseny, en Cataluña. En este caso su única finalidad es el disfrute de las cualidades estéticas del paisaje, para lo cual los científicos también están capacitados.


Cuando empecé mi máster sabía que quería hacer un proyecto relacionado con la ecología terrestre. O quizás que tocase de algún modo la interacción entre ecosistemas terrestres y acuáticos. Lo que no pensaba es que acabaría metido en el mundo de la dendroecología. Y menos aún contado anillitos.

Algunos me preguntan, a veces no estoy seguro de si en serio o en broma, si talamos los árboles para poder observar los anillos. Creo que en serio, por el tono y la expresión con que lo hacen. Pese a lo que puede leerse al final de mi anterior artículo, los ecólogos no van por ahí talando árboles alegremente. Aquello era ironía, lo aclaro por si alguien lo dudaba. Para observar los anillos de los árboles se realizan extracciones de testigos (también llamados con frecuencia cores, su denominación en Inglés).


Descarga de un archivo mediante el uso de una barrena de Pressler sobre un abeto. Se hace rotar para que penetre en el tronco, como si de un sacacorchos hueco se tratase. La herida tendrá pocas consecuencias para el árbol, que a buen seguro en peores lances se habrá visto.























Los testigos se extraen del tronco del árbol con un tipo de barrena hueca denominada barrena de Pressler. Al ir penetrando el tubo en el tronco del árbol, una muestra de madera queda dentro de éste. El testigo se extrae y se deja secar unos días. A continuación se pega con cola sobre un soporte de madera y se pule con lija, para que la superficie quede lisa y los anillos puedan apreciarse con nitidez.



Dos testigos de madera montados sobre guías y pulidos, con su correspondiente código de identificación. El de la izquierda es de madera de abeto; sus anillos son más claros y definidos que los del de la derecha, perteneciente a haya.


Una vez preparados, se analizan utilizando potentes lupas. Lo primero es datarlos, es decir, establecer a qué año corresponde cada anillo. Puesto que la gran mayoría de árboles formadores de anillos fabrican uno anualmente, de dentro hacia afuera, en principio la datación consiste en asumir que el anillo más externo, el que está tras la corteza del árbol, es el del último año, y luego ir contando hacia el centro. Cinco anillos, cinco años atrás, diez anillos, una década, cien anillos, y estaremos palpando madera de un siglo de antigüedad.

Esto a primera vista parece sencillo, pero a veces los anillos no son del todo claros y los límites no se distinguen bien; en ocasiones parece haber dos donde sólo hay uno, o puede haberlos ausentes. Estos problemas se solventan comparando los testigos de diferentes árboles entre sí, buscando cuadrar los llamados “anillos característicos”, y que servirán de referencia: aquellos visiblemente más estrechos o anchos que los contiguos, y que suelen coincidir en la mayoría de árboles porque el año al que corresponden ocurrió algún evento que afectó al crecimiento de todos ellos, por ejemplo una fuerte sequía. Es un trabajo tedioso, digno de aparecer en los pasatiempos del periódico. Pero si se hace bien, el resultado final produce la satisfacción que se siente cuando las cosas salen como tienen que salir.

Testigo bajo una lupa, dispuesto para ser datado. Aunque aquí no aparece, el café es de vital importancia en esta fase de la investigación, tanto como cualquier otro de los elementos de la fotografía. La imagen fue tomada en el laboratorio de dendroecologia del departamento de Ecologia de la UB.


Una vez datados los testigos, la anchura exacta de los anillos puede ser determinada utilizando una mesa de medición: una plataforma que puede desplazarse sobre un carril, indicando a un ordenador conectado a ella la longitud del desplazamiento. El testigo se coloca sobre la plataforma, y con una lupa se enfoca el inicio de un anillo, luego se desplaza la plataforma (y por tanto el testigo que está sobre él) hasta que vemos en el centro del ocular el final del anillo, quedando su grosor registrado en el ordenador. Actualmente también pueden usarse imágenes de scaner y hacer las medidas sobre estas con programas informáticos, aunque cuando hay dudas siempre es mejor la lupa, por su mayor nitidez y porque permite manipular la madera.


Mesa de medición. En la pantalla del ordenador se aprecia la representación gráfica de las anchuras de los anillos de diferentes testigos. En esta fase el café no es tan crucial como en la anterior, pero su importancia sigue siendo destacable. La imagen fue tomada en el laboratorio de dendroecologia del departamento de Ecologia de la UB.


Sabiendo la anchura de los anillos podemos determinar el ritmo de crecimiento de los árboles y sacar conclusiones de diferente índole con este conocimiento. En algunos estudios además de medir la anchura se realizan análisis químicos de los anillos. Eso ya depende de lo que se desee investigar.

Evidentemente, es mucho mejor disponer de una sección completa de tronco, pues proporciona mucha más información. Puede que en un lado del tronco, por ejemplo, haya cicatrices debidas al fuego, o las marcas características de una infección, pero no las observaremos si extraemos el testigo desde el otro lado. Sin embargo, como comentaba antes, raramente se talan troncos expresamente para analizarlos, y lo más normal es obtener los discos de árboles ya muertos, que han caído o han sido talados por otros motivos.





Este post es mi participación en la sección de fotografía del Primer Biocarnaval de Verano. Las participaciones de otros autores pueden verse en el blog Micro Gaia de @Raven_neo

6 comentarios:

Ontureño dijo...

La introducción te ha quedado muy bien. Espero con ansia el resto del artículo :P

Gerardo Costea dijo...

El que espera desespera...

Ya sabes cómo va este blog, publico dos artículos seguidos y luego soy capaz de pasarme un mes o dos hasta el siguiente. Pero tranquilo, que llegará.

Raven dijo...

Primero de todo, ¡ te pido disculpas ! Publicastes justo durate de mi época de exámenes...y se me pasó totalmente : /

Respecto al artículo, aunque confiese que me llevo mal con la ecología en general si que le tengo bastante cariño a los árboles, y en este aspecto ver lo que ha ocurrido en el mundo usándolos (sobretodo con los debates respecto al cambio climático) me parece genial para llenar los huecos de desconocimiento que tenemos con respecto a datos climáticos del pasado.

Eso si, me siento un poco tonto, en la vida se me habría ocurrido lo de la barrena, siempre he pensado que los talan totalmente xD

Saludos !

Gerardo Costea dijo...

Juas, ¡de bata tenías que ser! :P

No te sientas tan tonto. La verdad es que la idea de la barrena es simple, pero hay que tenerla. Como digo en el artículo, no eres el único que pensaba que los árboles se cortan.

Saludos.

Carol dijo...

No tenía conocimiento de este blog pero te felicito, me parece muy interesante.
Me ha salido el link de extranjis en google buscando información sobre la dendroecología ya que tengo que escribir un artículo divulgativo sobre el tema. Pero bien, básicamente era para felicitarte ya que me encanta ver que existe gente que se dedica a divulgar la ciencia (y sobre todo la biología que es de lo que yo entiendo) de forma desinteresada que buena falta nos hace.

Gerardo dijo...

Gracias por tus palabras, Carol. Si necesitas saber más sobre esta disciplina para tu artículo sólo pregunta.

Saludos.