martes, 6 de octubre de 2015

CIENCIA ESPAÑOLA Y PODER BLANDO

El poder blando, o soft power, es un concepto desarrollado por el politólogo Joseph Nye que se remonta a los años 80, y que hace referencia, en el ámbito de las Relaciones Internacionales (RRII), a la presencia y capacidad de influencia de un Estado a través de elementos culturales e ideológicos. En España, el Real Instituto Elcano lleva realizando desde hace varios años informes sobre el estado de la mencionada cuestión, basándose en el “Índice Elcano de Presencia Global”, integrado por la presencia económica, la militar y la presencia blanda1. Interesa a efectos del presente artículo observar el papel de la Ciencia en dicho índice: la presencia blanda, a su vez, integra multitud de parámetros, siendo este uno de ellos. En concreto, la Ciencia se mide como “número de artículos publicados en los ámbitos de artes y humanidades, ciencias sociales y ciencias”. 

España se hallaba en 2014 entre los diez primeros países en lo que respecta a presencia blanda, si bien había manifestado alguna variación negativa en el último informe. En la variable de Ciencia las cifras son positivas. Sin embargo, el indicador utilizado por los investigadores (además del defecto de no discernir entre la Ciencia propiamente dicha y publicaciones del ámbito de las Humanidades) parece no valorar ciertas dimensiones de la política científica que podrían considerarse relevantes a efectos de las RRII, y que posiblemente hayan empeorado en la última etapa. Me estoy refiriendo en particular a la presencia de España en múltiples sociedades científicas internacionales, o en proyectos de carácter internacional en los que participan diversas naciones. A este respecto, y a partir de la llegada de la actual crisis económica y, especialmente, del presente gobierno de Mariano Rajoy, la política científica ha devenido en preocupante, esencialmente por el abandono que de esta se ha realizado2. En los dos últimos años, España ha sido expulsada por impago, por ejemplo, de proyectos como El Programa Internacional para el Descubrimiento del Océano y el Programa Internacional de Perforación Científica Continental, de la IUPAC, y ha abandonado el programa europeo HERA (en el ámbito de las humanidades). Estos son sólo algunos ejemplos, si bien hay muchos más casos en los que España ha tenido problemas por falta de cumplimiento con los pagos de cuotas. Dos de las publicaciones científicas más prestigiosas, Nature y Science, ya se hicieron eco acerca del deplorable estado de la Ciencia española. También ha sido el caso de otros medios de distinta naturaleza pero de gran relevancia, como son el Financial Times o Le Monde Diplomatique, ambos referencias mundiales en información económica y política. Sin duda este tipo de cosas contribuyen a dañar la imagen de nuestro país en el exterior como país avanzado. 

A falta de un análisis más riguroso, parece ser que España ha apostado por el idioma, los deportes y el turismo como instrumentos principales en la construcción de su poder blando. Respecto del primero de estos tres elementos, aparte de la gran presencia del Español en el mundo, es imprescindible mencionar al Instituto Cervantes, con oficinas en países de todos los continentes, cuyo papel destacaba el British Council en su informe sobre el soft power Influence and Atraction. No han faltado voces que ocasionalmente reclaman una mayor presencia del idioma Español en el ámbito científico. No es descabellado aventurar que si existiesen varias publicaciones prestigiosas en ese idioma, y se publicasen investigaciones de calidad y en cierta cantidad, podría ocurrir que realmente la Ciencia fuera un ámbito válido para promover ese idioma, a la vez que el mismo sería más útil para promover la Ciencia en los países hispanohablantes, si bien en ningún caso parece realista un escenario en el que se produzca un desplazamiento del Inglés. En cualquier caso, esta resulta una pretensión abocada al fracaso en tanto los territorios de habla hispana en su conjunto, o cuando menos una parte significativa de ellos, no apuesten por realizar fuertes inversiones en investigación básica y aplicada. A día de hoy parece un objetivo lejano; sin embargo puede vislumbrarse la posibilidad futura de poner en funcionamiento planes para fortalecimiento de las relaciones de cooperación científica entre los distintos países hispanohablantes, generando sinergias que trasciendan el propio ámbito científico. Sea como sea, la construcción de un sistema científico es un proyecto cuyos frutos se cosechan sólo en el largo plazo, mientras que su desmantelamiento se puede realizar en poco tiempo. Esto implica que las políticas científicas no son algo que puedan posponerse constantemente sin grave riesgo para la continuidad y buen funcionamiento del sistema. A España posiblemente le costará recuperar una posición de prestigio internacional en el ámbito científico; sin embargo esta es una empresa que debería ser abordada desde ya. 

 _______________ 

1 Como indica el propio informe de 2014, presencia y poder no son equivalentes. Sin embargo, sí dedica un apartado a argumentar acerca de lo razonable que parece suponer una correlación positiva entre ambos conceptos 

2 Resulta significativo que el presidente Rajoy suprimiera el Ministerio de Ciencia e Innovación, dejándolo reducido a una Secretaría de Estado del Ministerio de Economía.

FUENTES











No hay comentarios: